Cada vez más vecinos vienen a las Ferias. Por Eduardo Macchiavelli
Porque siguen el resurgir de los mercados de barrio, alientan la relación cara a cara y ahora se puede pagar con débito.
“Vine a la feria de Plaza Colombia para comprar productos frescos, que vienen directamente del productor, con buenos precios y calidad”, cuenta una vecina, de unos 40 años. Acaba de comprar frutillas, verduras y budines y panes aptos para celíacos, que muchas veces son tan difíciles de encontrar. Lo hizo en uno de los 9 puestos o trailers. En la bolsa reciclable que recibió al ingresar a la feria, además de frutillas y verduras, como coliflor y brócoli, lleva aceite de oliva, harinas orgánicas y queso sin sal.
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Para esta vecina, los buenos precios de la feria de abastecimiento barrial que funciona de martes a domingo de 8 a 14 hs no es una novedad. Como no lo es tampoco, para otro vecino del barrio, de más o menos unos 50 años. “Venimos por la variedad de productos”, cuenta. Hay productos de verdulería, panadería, pescadería, carnicería, lácteos, dietética y limpieza, y los tan buscados alimentos para celíacos. Lo hace, mientras elije filet de merluza en el puesto de pescados, carne desgrasada en la carnicería y pan de salvado en la panadería, y paga con su tarjeta de débito, sin importar de que banco, porque ahora las 29 Fiab’s distribuidas en las 15 comunas tienen posnet. Y está sí es una novedad.
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Con su convocatoria — se estima que cada día concurren de 250 a 1.000 vecinos por feria– las ferias barriales son la vidriera, y en buena medida, el catalizador de un fenómeno que atraviesa todos los barrios porteños, y que es la vuelta desde 1990 a las antiguas ferias de barrio, ante la demanda de los vecinos de productos económicos, frescos, estacionales y variados, desde entonces hasta acá.
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Una vuelta que se hace visible más aún con el renacer de los mercados de San Telmo y Belgrano, entre otros, pero también con el surgimiento de nuevos mercados con perfiles completamente diferentes, como el Mercado de los Carruajes, que con una propuesta innovadora abrirá sus puertas en marzo próximo en el Bajo, mientras que no muy lejos de allí, en el Barrio 31, se proyecta un mercado al estilo de La Boquería de Barcelona, en donde el 40% de los puestos estarán atendidos por los actuales comerciantes del lugar.
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Espacios nuevos algunos, que vuelven alentados por el cruce de cosas (desde el auge de los productos orgánicos hasta el resurgimiento de la relación cara a cara y la búsqueda de precios), coinciden en proponer una relación entre el alimento y su consumidor distinta. Es que en la feria o el mercado, detrás del mostrador, hay una cara que puede ser la del productor o la del puestero que conoce lo que vende y hasta aconseja como prepararlo, y en todos los casos es capaz dar cuenta de las bondades de su producto y, en mayor o menor medida, eso da tranquilidad.
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“Hoy se revaloriza la feria y el mercado desde el contacto directo con el producto y con el vendedor”, dice uno de los tantos puesteros. Incluso, ayer, en el galpón de empaque de la familia Polano, en la ciudad de Villa Regina Río Negro, comenzaron con el envío de manzanas que productores de ese producto y de peras comercializarán en forma directa en 150 ferias barriales de la ciudad, en una política que beneficia a los dos extremos de la cadena.
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Está comercialización, como la relación de confianza que los vecinos entablan con los feriantes surgió de un acuerdo. Hay 5 bolsones de ahorro. También pueden descargar la aplicación BA Ferias, acá.
Eduardo Macchiavelli Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires