Es noviembre y los jacarandás florecen. Por Eduardo Macchiavelli
En Buenos Aires hay 14.315 ejemplares. Noviembre es la época en que mejor se muestran, en algunas avenidas en especial.
Es noviembre y es violeta. El mes de noviembre es esperado tanto por los porteños como por los turistas que vienen a conocer una de las maravillas naturales de Buenos Aires: el florecimiento de los jacarandás. Pueden verse celeste, azul violáceo o lila. Depende como los quieras mirar.
Esta vez su llegada es más lenta, pero ya pueden verse en algunas avenidas. Sus flores alfombran veredas y plazas. Las avenidas son: Del Libertador, Cabildo, 9 de Julio, Belgrano, San Juan, Callao y Figueroa Alcorta. En las plazas Italia y Seeber, y en el Rosedal.
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Los jacarandás llegaron hacia finales del siglo XIX, traídos de las selvas húmedas del Norte del país. Fueron adoptados por los responsables de forestar la Ciudad entre 1890 y 1930. Entre los primeros y más importantes introductores, está Carlos Thays, el paisajista que le dio a Buenos Aires sus formas definitivas, también las más bellas. Pero desde entonces pasaron siglos y estos árboles, con sus racimos de flores sin hojas, siguen invitando a otras formas de mirar lo urbano. Aunque este año se hicieron esperar.
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“Este noviembre se demoró la floración. Y al inicio del mes no fue tan abundante como en el pasado”, describe Jorge Fiorentino, gerente de mantenimiento de arbolado de la Ciudad. Para comparar tiene una fecha, el 4 de noviembre, el día del cumpleaños de su padre. “En 2017 estaban en la plenitud, en copa. Este año, para la misma fecha, recién empezaban a florecer”, dice. Al tiempo que explica que la floración se puede adelantar o atrasar, y que está estimulada por dos factores que pueden variar de un año a otro: la longitud del día (cantidad de horas) y la temperatura”.
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Gabriela Benito, ingeniera agrónoma y curadora del Jardín Botánico, observa algo similar, aunque basado –advierte- en una percepción personal. “No veo que hayan florecido tan espectacularmente como otros años. Podría deberse a las lluvias que tuvimos en las últimas semanas”, dice. “Esos temporales — sigue- podrían haber provocado que las flores del jacarandá cayeran, haciendo que los árboles perdieran densidad”. Pero también aclara que no hay de qué preocuparse, que la Ciudad ofrece distintas rutas, recorridos, en los que los jacarandás jamás defraudarán. Ellos son: Centro, conformado por los barrios Monserrat, San Nicolás y Retiro. Las avenidas Roque Sáenz Peña y Julio Argentino Roca, que parten de la Plaza de Mayo están bordeadas por jacarandás. Lo mismo pasa a lo largo de la 9 de Julio, frente a la Casa Rosada, el Teatro Colón y en la Plaza San Martín. Recoleta y Palermo, sobre las avenidas Del Liberador y Figueroa Alcorta hasta la avenida Sarmiento, en plazas y espacios verdes (Jardín Botánico, Rosedal, Museo Nacional de Bellas Artes, Malba, Museo de Arte Decorativo, Cementerio de la Recoleta y Facultad de Derecho). En Belgrano: los jacarandás cuidan las veredas de Cabildo y Luis María Campos, la Plaza Manuel Belgrano, el Museo Larreta y el Barrio Chino.
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Los ejemplares dispuestos en la Plaza Seeber (Libertador, Kennedy, Sarmiento y Colombia, en Palermo) son de los mejores. –Y ésta también es una apreciación personal-. En Plaza Italia hay una alineación muy bonita. Al igual que en avenida del Libertador, Figueroa Alcorta o la 9 de Julio”, enumera. Estos últimos son especialmente disfrutables en auto o arriba de un colectivo o desde el metrobus: las flores lila eléctrico o lila-blanco, en menor medida, funcionan como antídoto cuando el tránsito se estanca en la ciudad.
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Pero admirar a los jacarandás puede hacerse desde cualquier punto. Los 14.315 ejemplares, se distribuyen en todo el suelo porteño, aunque con preponderancia en el noreste de la Ciudad. Hacia el Centro están los más viejos y en Puerto Madero los más nuevos, donde hay alrededor de 800.
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El paisaje urbano que regalan los jacarandás en esta época del año se convirtió en marca y referencia para visitar Buenos Aires. Las postales de la Ciudad teñida de violeta son imágenes que los porteños esperamos ansiosos. Y en foros como TripAdvisor y en las redes sociales se leen consultas de turistas sobre las fechas en las que pueden asegurarse de ver en flor a los jacarandás.
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El jacarandá es uno de los pocos árboles que tiene la característica de florecer antes de que aparezcan sus hojas. Sus copas lilas, o celestes, o azuladas, son pura flor y no compiten en color con las hojas. Hace tres años sus ejemplares estuvieron amenazados por un insecto conocido como “chinche de encaje”, que mide apenas unos tres milímetros pero tiene alto poder de daño. Y este año, demoraron su flor las fuertes lluvias de principio de mes. Pero a no preocuparse. Ambos especialistas (Jorge y Gabriela) coinciden que lo mejor de la floración de los jacarandás está por venir.
Eduardo Macchiavelli Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires