Escala humana. Por Eduardo Macchiavelli
Pensar una Ciudad a escala de las personas es también comprometerse con el ambiente en el que vivimos.
Es pensar una Ciudad para nosotros, no para los coches, ni para los camiones, ni para la ocupación ilegal o la basura en cantidades inconcebibles. Es pensar en áreas peatonales. Es pensar en el ambiente. En estos momentos, que el mundo entero está tomando medidas para luchar contra los efectos devastadores del cambio climático. Y la ciudad de Buenos Aires debe actuar en consecuencia. Porque el calentamiento global actual es el resultado de las acciones del hombre. Generar y tirar basura indiscriminadamente, es por ejemplo una acción del hombre con consecuencias concretas. La Ciudad genera 6.700 toneladas de residuos por día. Lo que equivale a llenar un estadio de fútbol con basura hasta el último rincón, cada 11 días. Por lo que generar áreas peatonales es una respuesta.
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Con las áreas peatonales logramos el mejor paisaje urbano que podemos tener. Le damos prioridad al peatón, alentando el disfrute del espacio público, pensándolo sobre la base de la economía circular, para complementar la respuesta. La economía circular consiste en mantener el mayor tiempo posible: el valor que tiene un producto o recurso para disminuir la generación de residuos.
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La ciudad de Buenos Aires tiene varias áreas ambientales, así que les voy a contar acerca de ellas. ¿Se acuerdan cómo era moverse hace 5 años por el Microcentro? Los bocinazos, el humo de los colectivos, los postes y cables que arruinaban el paisaje y no dejaban ver el cielo. ¿Se acuerdan de la zona de Retiro? Pasaban varias líneas de colectivos, había tránsito, congestionamiento todo el tiempo y ruido. Otra zona que cambió muchísimo es Tribunales. Que después de la esquina de Florida y Corrientes debe ser uno de los lugares donde más gente circula en la Argentina. En estos momentos estamos transformando la avenida Corrientes, en la parte de la zona tal vez, más icónica de la ciudad para adaptarla a una escala más humana, donde se va a poder caminar por las noches también sin tener que esquivar autos, ni motos, ni colectivos. Otra de las obras que estamos haciendo ahora es la zona de Once. Donde hace un par de años era imposible caminar con normalidad por avenida Pueyrredón a la altura de la estación de trenes. Pero si transformar Once parecía imposible, más imposible parecía despejar la zona de Liniers de manteros y poner en marcha un proyecto que también la vuelva más humana, disfrutable y segura. Ya estamos mejorando las veredas, soterrando el cableado y sumando rampas y arbolado. Nuevamente apostando a la economía circular: las vallas de las obras que se están haciendo en las veredas están hechas de plástico reciclable de alta resistencia.
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Con esto les quiero decir que la ciudad de Buenos Aires es una ciudad que cambia todos los días, cambia sus calles, sus veredas, sus luces, sus parques y sus plazas y también cambia sus costumbres. Un día empezamos a usar cinturón de seguridad, y ahora casi que lo hacemos en forma automática, dándonos y no dándonos cuenta. Un día dejamos de fumar en lugares cerrados. Un día dejamos de contaminar el ambiente con 500 millones de bolsas por año y volvimos al changuito y a la bolsa de las compras como nuestros abuelos.
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Les propongo que como ellos, también volvamos a la silla en la vereda. A que nuestros hijos jueguen a la rayuela, al elástico, a las escondidas, a saltar a la soga, al monopatín que otra vez está de moda, a pasear por un parque, a andar en triciclo o en bicicleta. A vivir y a disfrutar el espacio público. Un lugar difícil de definir porque no es de nadie pero es de todos. Pensando en una y cada persona, en escala, en un área ambiental que nos incluya, en consecuencia.
Eduardo Macchiavelli Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires