Espíritu Olímpico. Por Eduardo Macchiavelli

Unas 700.000 personas concurrieron a los escenarios durante la primera semana, incluida la inauguración; con el fin de semana largo esa cifra se superó.

Eduardo Macchiavelli
5 min readOct 16, 2018

Una pasión desbordante acompaña las competencias y movilizan hasta los propios protagonistas y a mí. Palermo, Tecnópolis, Parque Sarmiento, el Parque Olímpico de la Juventud en Villa Soldati y el CASI. Chicos y chicas, amigos y amigas, familiares y el equipo de gobierno que me acompañó a ver rugby y natación, este fin de semana. No importa el lugar, porque miles de personas se acercan a diario a disfrutar de una experiencia única, inédita y quién sabe si repetible. Pases agotados y largas filas sin distinción de deporte. Donde haya actividad, todos quieren estar. La comunión del público con Buenos Aires 2018 fue instantánea, como las fotos que sacamos todos. Sin dudas, la relación de los espectadores con los Juegos Olímpicos de la Juventud superó todas las expectativas y la ciudad vibra con el fervor que generan los legendarios anillos.

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“Una fiebre 100% olímpica”, dijimos todos, todavía conmovidos por el furor. Los números se abarrotan. Después de haber protagonizado la ceremonia inicial más concurrida de la historia olímpica moderna, Buenos Aires 2018 agotó su disponibilidad de pases olímpicos tras haber entregado 600.000 brazaletes. Por caso, entre el domingo y el jueves, los primeros cinco días de competencia, los cuatro Parque Olímpicos tuvieron 350.000 visitantes. El optimismo crece si se le suman las cifras de viernes y sábado. “Ya llegamos a 500 mil personas solos en los parques”, aseguran. Si a esos registros se le añaden las más de 200 mil personas que asistieron a la primera ceremonia de apertura fuera de un estadio, con el Obelisco como epicentro, más de 700 mil espectadores ya experimentaron lo que significa tener a los Juegos Olímpicos por primera vez en la Argentina. Y todavía restaría sumar la concurrencia del domingo y el lunes feriado.

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La fiebre olímpica se extiende en cada uno de los parques y se potenció en un fin de semana largo al que lo envolvieron tres días a pleno sol. Con el epicentro en Villa Soldati, un espacio al que varias veces tuvieron que cerrarle la puerta principal debido a la gran concurrencia. Cuando eso sucede, se habilita el ingreso a medida que se libera espacio, para que todos puedan entrar. El domingo 7, el primer día del evento, había 10 cuadras de cola para entrar en el complejo, donde iban ingresando de a 100 personas. “Tampoco se esperaba tanta gente los días de semana”, aclaran desde la organización, pero sucedió.

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Delfina Pignatello se ganó velozmente el afecto de los espectadores. Cada vez que su imagen aparecía en una pantalla gigante, el público estallaba dentro o fuera del natatorio. “La gente hizo fila para verme a mí. Y no una, sino dos veces”, expresó a los medios. Pero no sólo la nadadora –el gran imán entre los deportistas argentinos- también Agustina Roth. “Me sentí apoyada todo el tiempo y eso me hizo bien. Los precisaba. Honestamente, al ser un deporte nuevo en el mundo olímpico, esperaba menos gente, no sabía que el BMX Freestyle iba a tener tanta repercusión y explosión”, admitió la bahiense, medalla de oro con Iñaki Iriartes Mazza.

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Los recintos colmados se sucedieron el sábado, en la definición de tenis entre el argentino Facundo Díaz Acosta y el francés Hugo Gastón, el Buenos Aires Lawn Tennis Club estuvo poblado por aproximadamente 4700 espectadores (la capacidad máxima es de 5000). Allí, se observaron largas filas para ingresar en el mítico club de Palermo. Lo mismo pasó en el CASI, en el partido de rugby entre Argentina y Japón. Ya en la sede de Tecnópolis, casi todas las canchas se vieron desbordadas. “Es una cosa de locos, no podemos creer la cantidad de personas que se interesaron por conocer un deporte nuevo en el país”, se sorprendieron los chicos y chicas del beach handball (la vedette de los Juegos Olímpicos). “Jugar en casa, ante mis amigos y mi familia, es maravilloso”, asegura Santiago Rufino, de futsal. Por caso, en cada uno de los partidos, este deporte recibió más de 6000 espectadores. Resulta increíble la cantidad de público que se acerca. Y sigue pasando. El Parque Olímpico siempre está lleno. Incluso el viernes cuando llovió, la gente no aflojó.

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Cuando se habla de legado y de lo que podrían dejar estos Juegos Olímpicos a futuro, vale resaltar que en cada uno de los parques puede verse a miles de chicos disfrutando de las clínicas de iniciación deportiva, donde pueden practicar deportes que la enseñanza educativa no ofrece. En total, 200.000 visitaron esta semana las distintas sedes. La idea de Buenos Aires 2018 es que aquellos deportes menos conocidos por los argentinos estén al alcance de los más chicos: judo, tenis de mesa, beach handball, breaking, escalada deportiva y esgrima, por ejemplo. “Todo esto es una experiencia hermosa para los chicos”, remarcan los profesores de las clínicas. Lo que importa no son las medallas, que los chicos y chicas entre 15 y 18 años finalmente obtengan, sino mantener vivo su espíritu olímpico, es un espacio de formación.

Eduardo Macchiavelli Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires

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Written by Eduardo Macchiavelli

Secretario de Asuntos Estratégicos de la Ciudad de Buenos Aires y Secretario General de PRO Nacional.

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