Estructuras subterráneas. Eduardo Macchiavelli

La estructura subterránea de Buenos Aires y su red pluvial.

Eduardo Macchiavelli
5 min readMay 14, 2019

Los túneles siempre han tenido algo que los vincula con otra dimensión, con otra época del pasado o del futuro, con el misterio. Suelen convocar a la imaginación, a la ciencia y a la ficción, a la historia, a los universos paralelos, a las fugas épicas, o a lo oculto. Los túneles de Buenos Aires también pueden relacionarnos con un pasado legendario, desde la triste y fantástica historia que protagonizó la mujer que le dio nombre al arroyo Maldonado, llegada a estas costas en 1536 junto a Pedro de Mendoza, que por salir del cerco murió en una cueva, hasta los míticos cuchilleros narrados por Jorge Luis Borges.

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La estructura subterránea de Buenos Aires y su red pluvial, comenzó a construirse entre el año 1941 y sigue en la actualidad. Entre los años 1942 y 1993 sucedieron hechos relacionados con el proceso de urbanización propio de las grandes ciudades que, conjugados con contingencias naturales, transformaron al fenómeno de las inundaciones en el principal riesgo de origen natural para la Ciudad de Buenos Aires. El crecimiento demográfico en la ciudad de Buenos Aire no sólo forzó el corrimiento de los límites de la ciudad, sino que la expansión hacia zonas inundables obligó a pensar soluciones para nuevas demandas.

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El primer hito en materia de arquitectura e ingeniería aplicada al servicio de la ciudad, fue el entubamiento del Zanjón de Granados en 1780. Ya entrado el siglo XX, el próximo desafío para la expansión norte de la ciudad fue el Arroyo Maldonado. La solución definitiva pareció llegar en 1936 con el entubamiento del Maldonado. El 9 de julio de 1937 se inauguraron 50 cuadras, de Santa Fe a Nazca. En el lado sur, la limitación era el arroyo Cildañez. En 1940, Obras Sanitarias entubó 1287 metros, desde la Av. Gral Paz hasta Remedios de Escalada y Basualdo. Desde ese punto, hasta la Avenida del Trabajo (hoy Eva Perón), sólo se construyeron las paredes laterales del conducto. En 1961 las obras avanzaron cuatro kilómetros y medio más, bajo la técnica de construcción “a cielo abierto”. El 21 de diciembre de 1962, todavía el Cildañez a medio entubar, cobraba nuevas víctimas: un ómnibus cargado de pasajeros se precipitó a sus aguas, a inmediaciones del Riachuelo, con un saldo de seis ahogados.

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Con lo que en la década de 1930 comenzó el proceso de entubado en la ciudad y culminó en toda su traza 20 años más tarde. La expansión continuó y en 1985 dos feroces tormentas sobre Buenos Aires dejaron al descubierto la insuficiencia de la capacidad de drenaje de la Ciudad. Sin dejar de reconocer la influencia de la progresiva urbanización sobre la cuenca, por un error en la incorporación de las columnas en la obra de 1940 de entubamiento del Arroyo Maldonado nunca cumplió con la capacidad de descarga prevista en el proyecto original. Para corregir esto, y resolver los inconvenientes que esto traía a la ciudad, se proyectó la construcción de dos túneles aliviadores para absorber la capacidad de la cuenca.

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La ciudad es un plano casi perfecto y esta fisonomía ha producido en el imaginario de los habitantes de la ciudad, y en los casi 3 millones de personas que ingresan diariamente, que no existen arroyos desbordando después de las lluvias, que las lluvias fuertes y sudestadas que inundan la ciudad son fatalidades de la naturaleza. Lo cierto es que muchas veces, la causa de inundaciones se debe a los residuos sólidos dispersos en forma inadecuada, que amontona latas, desperdicios, envases vacíos y barro.

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La densidad de las construcciones, el crecimiento demográfico sin control ni planificación en infraestructura y servicios; la pavimentación de todas las calles (restando capacidad de drenaje), la alteración de los espacios verdes, limitando la absorción de los suelos; la falta de un adecuado mantenimiento de los conductos y la mayor cantidad de residuos originados por la población en crecimiento, son la razón de las inundaciones de las ciudades. Los espacios verdes y el arbolado contribuyen a retrasar el escurrimiento de aguas superficiales, mejorando la infiltración en el perfil del suelo; lo mismo que los espejos de agua o humedales. Para tal efecto, es imprescindible conocer las superficies actuales de terrenos absorbentes y semiabsorbentes, así como la calidad, propiedades y cobertura del suelo, en pro de mejorar su condición con un adecuado plan de mantenimiento.

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Por lo que un gran paso para mejorar la calidad de vida de la ciudad es la permanente limpieza de sumideros, cámaras y nexos; la construcción de nuevos sumideros en el área Boca-Barracas para eliminar los efectos de sudestadas. Complementada con la construcción de colectores y estaciones de bombeo, para afrontar el problema periódico de la inundaciones que en el pasado había provocado daños zonales y generales de importancia, no sólo empeorando la calidad ambiental, sino cobrándose vidas humanas.

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En la actualidad, un grupo de voluntarios por la recuperación del Arroyo Cildañez trabaja en la zona del Riachuelo. El camión autobomba se estaciona en una zona inundada y se presta a realizar el trabajo de extraer agua acumulada. La Coordinación de Proyectos Especiales, ingresa en uno de los aliviadores del Maldonado y camina por dentro. El jefe de gobierno, hace lo propio junto a vecinos. Las cuadrillas de limpieza, realizan la limpieza de sumideros. La Gerencia Operativa de Mantenimiento llega a la zona de Retiro y se suma a los trabajos que realiza la retroexcavadora que se encuentra en el lugar. La máquina quita la basura de un conducto de la zona. La obras del Arroyo Vega va a prevenir las inundaciones en 5 Comunas. En el Barrio Mitre, un equipo de trabajo se dispone a limpiar un desagüe pluvial, mientras se comunica con las distintas áreas que se ocupan de la conservación del medio ambiente. Todos trabajos que se realizan a diario, para generar conciencia sobre la inundaciones en la Ciudad, y estas son algunas de las medidas que adoptamos para poderlas evitar.

Eduardo Macchiavelli Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires

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Written by Eduardo Macchiavelli

Secretario de Asuntos Estratégicos de la Ciudad de Buenos Aires y Secretario General de PRO Nacional.

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