Informe alimentos Por Eduardo Macchiavelli
De cómo desperdiciar menos alimentos ayudaría a construir una Ciudad más sostenible.
Y son tantos los alimentos que desperdiciamos en el mundo que actualmente estamos perdiendo 1/3 de los alimentos producidos, lo que equivale a que 1 de cada 9 hombres y mujeres padecen hambre. ¿Cuántas veces nos preguntamos por esto? Sabías que en el mundo se desperdicia el 30% de los alimentos que se producen. Que son aproximadamente unas 1.300 toneladas al año. Que América Latina es responsable del 6% del desperdicio mundial. Y que en la región se estima que el 28% del derroche de alimentos se produce en la etapa de consumo. Por lo que siendo así, todos podríamos colaborar en la solución del desperdicio de alimentos y ayudar a construir una Ciudad más sostenible.
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Pero vayamos hacia una definición: ¿Qué es el desperdicio de alimentos y cómo se produce? El desperdicio de alimentos son todos los alimentos que se desechan a lo largo de toda la cadena agroalimentaria que conducen a productos comestibles destinados al consumo humano. Diferenciemos ahora desperdicio de pérdida. Mientras que la pérdida se relaciona con la producción, la postcosecha, el procesamiento y el transporte. El desperdicio tiene que ver con la venta minorista y el consumo final. Y esto tiene consecuencias.
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Las consecuencias de la pérdida y desperdicio de alimentos pueden ser sociales, económicas y ambientales.
Sociales, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), los alimentos producidos que nunca llegan a consumirse serían suficientes para alimentar a 2.000 millones de personas a lo largo del mundo. Es muy importante tener en cuenta que las principales causas del desperdicio de alimentos están relacionadas a nuestro comportamiento como consumidores. Por ejemplo, muchos de los alimentos se desperdician porque no cumplen con los requisitos de forma, tamaño o apariencia que solemos asociar con la “calidad” de un producto. También es frecuente que como consumidores no estemos coordinados con el resto de los participantes de la cadena agroalimentaria. En general sabemos poco de quienes producen nuestros alimentos. Y una forma de saberlo sería comprando nuestros productos en ferias, donde son generalmente los propios productores los que comercializan sus productos. Además, planificar nuestras compras nos ayudaría mucho a reducir el desperdicio de alimentos en casa.
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Económicas, es otra manera de medir el desperdicio. En las primeras etapas de la cadena agroalimentaria reducir las pérdidas disminuye los costos de producción, porque el sistema productivo se torna más eficiente. Como reducir los desperdicios en nuestros hogares nos ayudaría a ahorrar dinero también. En la Ciudad de Buenos Aires se estima que los hogares gastan en promedio 23 millones de dólares al mes en alimentos que terminan siendo desperdiciados. Ambientales, desperdiciar alimentos es desperdiciar también recursos naturales. Son numerosos los insumos que utilizamos para producir alimentos, entre ellos, nutrientes del suelo, agua, energía fósil que se utiliza no sólo para las maquinarias sino también para producir insumos como fertilizantes. Por lo qué, si reducimos las pérdidas y el desperdicio de alimentos también reducimos el impacto ambiental y ayudamos a mitigar los efectos del cambio climático. Las ciudades son claves para resolver este problema.
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Por eso decimos que el 28% del desperdicio ocurre a nivel del consumidor. La mayoría de los alimentos se desperdicia en los hogares. Se estima que un 60% es así, contra un 40% que se desperdicia en restaurantes. De ese 40%, el 65% se produce en la preparación de la comida, y el 30% restante por el sobrante en platos, y de ese 30%, el 77% de los clientes no se lleva la comida, ya sea por vergüenza, por desinterés o simplemente porque no sabe qué puede hacerlo, otro 13% lo hace por desinformación. El 5% que queda del total porque es inutilizable.
A modo de ejemplo, las ciudades que están resolviendo este problema con éxito en el mundo son: en Europa: Londres y Milán; en Asia: Seúl; en Oceanía: Melbourne; en América del Norte: Toronto, Vancouver y Baltimore; y en Latinoamérica: Ciudad de México y San Pablo. En la Ciudad de Buenos Aires llevamos adelante un plan de concientización bajo los objetivos propios del desarrollo sostenible, que son: consumo responsable y desperdicio cero. Para lo que aplicamos políticas públicas, que se sostienen básicamente en dos ejes. Por un lado, el acercamiento al vecino, y por el otro, la formación en escuelas.
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En resumen, se estima que el desperdicio diario generado es de 72 toneladas y se autoevalúa que es de 32. Las principales causas son: la fecha de vencimiento, la fecha de consumo preferente y el deterioro. El gasto es de 23 m de dólares equivalente por mes. El 77% de las personas considera que el desperdicio de alimentos es un problema muy importante. Por lo que si tantos estamos de acuerdo. ¿Qué esperamos para cuidar los alimentos?
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Eduardo Macchiavelli Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires