Los tres pilares de la higiene en la Ciudad. Por Eduardo Macchiavelli
Tratamiento de residuos, reciclado y economía circular.
En la naturaleza no hay basura y no la hubo por millones de años. La basura es un invento humano y su generación creciente afecta la Tierra, que es nuestra casa común. Por eso ésta como tantas otras es una buena oportunidad para reflexionar sobre nuestro comportamiento en relación con los residuos, es decir nuestro compromiso con el ambiente y su cuidado.
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En el área metropolitana de la Ciudad y el Gran Buenos Aires producimos todos los días 22 mil toneladas de residuos. Para dimensionar este volumen, podemos decir que trasladarlos para su disposición final requiere de más de 300.000 litros mensuales de combustible. Está en nosotros cambiar esta realidad ya que podemos hacer mucho para reducir la cantidad de basura que generamos. La mayor parte de las cosas que compramos, usamos y tiramos puede transformarse y reutilizarse: papeles, cartón, plásticos, vidrios, metales, si están secos y limpios, son insumos de valor que pueden volver a la actividad económica.
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Por lo que separar en origen es muy simple y podemos convertirlo en una conducta habitual. Así como logramos incorporar el hábito de ponernos el cinturón de seguridad cada vez que nos subimos a un auto, también podemos incorporar el hábito de terminar de comer un paquete de galletitas o un alfajor y tirar su envoltorio en la campana verde. Distinguir el material que puede ser reciclado del que debe ser tratado como basura nos aleja de la cultura del descarte y nos integra a la economía circular, a la economía de las posibilidades, donde todo se transforma: botellas plásticas en ropa sintética, macetas, baldes o juguetes; vidrio que se reutiliza en su totalidad al ser fundido y moldeado, o que vuelve al circuito productivo como ingrediente para fabricar baldosas; papel y cartón que puede renacer reciclados.
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Por supuesto que esta decisión personal tiene que ser acompañada por políticas públicas que la hagan posible, donde el Estado debe actuar como catalizador. En la Ciudad de Buenos Aires se recupera diariamente más de la mitad de los residuos que se generan y los vecinos tienen muy cerca de sus casas varias opciones donde entregar sus reciclables: a los más de 5 mil recuperadores urbanos que caminan la Ciudad recogiendo residuos secos de edificios; depositándolos en los cerca de 3.500 contenedores verdes o acercándolos a los más de 200 puntos verdes donde, además, se recibe aceite vegetal usado y aparatos electrónicos y eléctricos en desuso.
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Seguramente que, con un compromiso creciente, cada vez más podremos mostrar una evolución favorable. Por lo que tratar eficazmente los residuos, reciclar y minimizar lo que se descarta aplicando el concepto de economía circular, constituyen los tres pilares de la higiene en la Ciudad. En la que el trabajo en conjunto del sector público, el sector privado y los vecinos permita mejorar el ambiente y nuestra calidad de vida. Lo que nos llevó a disminuir más de 8 mil toneladas de basura que de otro modo hubieran sido destinadas a rellenos sanitarios (durante el segundo trimestre de 2018 en comparación con el mismo período de 2017). Y es un logro de todos. Hacernos cargo de la basura que generamos es el primer paso para avanzar.
Eduardo Macchiavelli Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires