Mariposas. Por Eduardo Macchiavelli
En el Jardín Botánico Carlos Thays funciona el Jardín de las Mariposas, primer espacio público de la Argentina dedicado a estos insectos. Hacen falta más lugares, para volver a sembrar de mariposas la Ciudad.
Por los caminos internos del Jardín Botánico, un pequeño cartel interrumpe el recorrido: “Jardín de Mariposas”, dice. A cielo abierto, en el jardín de Palermo, como alguna vez lo llamé. Una puerta baja con rejas y un sendero de piedras nos introduce a este micro mundo diseñado causalmente en forma circular, donde las plantas de los canteros no crecieron por azar. Son justamente, el secreto, para que las mariposas no abandonen este espacio abierto: plantas nectaríferas y hospederas que ellas usan para alimentarse y reproducirse en el lugar.
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Es que en el Jardín Botánico Carlos Thays funciona el Jardín de las Mariposas, primer espacio público de la Argentina dedicado a estos insectos. La idea comenzó a gestarse en 2009 con la consulta a especialistas para averiguar sobre mariposas de la zona, sus plantas asociadas y qué tamaño y forma debía tener el espacio asignado. El diseño y la construcción fueron realizados por personal del Jardín Botánico. En 2014 se completó la obra y si bien al principio el público acudía con un poco de desconcierto, progresivamente fue comprendiendo su valor y disfrutando del lugar.
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“La gente no entendía de qué se trababa y preguntaban para qué queríamos atraer mariposas”, recuerda Soledad Mesía Blanco, técnica en Jardinería de la UBA y responsable del Jardín de Mariposas del Jardín Botánico Carlos Thays.
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Hace ocho años, cuando aún no se había implementado esta iniciativa, en el relevamiento de la población de mariposas del Botánico se identificaron solo ocho especies. Ahora, hay registradas unas 90, incluidas algunas polillas. Por eso, con los buenos resultados obtenidos en los cinco años que lleva el proyecto, la idea es promover algo así como un “corredor de voluntarios” en los barrios y las escuelas para que cultiven las plantas adecuadas (pasionarias, aristolochias, margaritas, lantanas, chilcas, verbenas, sen del campo, vara de oro o asclepias, entre otras) para volver a sembrar de mariposas la Ciudad.
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“Las mariposas son importantes en los ecosistemas porque, como otros insectos, son agentes polinizadores que permiten la subsistencia de ciertas plantas en el tiempo. Están en la base de la cadena alimentaria y muchas veces no se les reconoce el valor que tienen para la subsistencia de otros animales”, explica Mesía Blanco. “Hay que generar nuevos espacios como este, mejores y más grandes, para que las mariposas puedan vivir. También espacios verdes en red para que puedan volar libremente en la ciudad y cumplir su ciclo”. Con el tiempo más visitantes comenzaron a “engancharse” con las mariposas y hoy lo ven como una forma de cuidar la biodiversidad.
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Más biodiversidad urbana: Antes de este proyecto, en las 8 hectáreas del Jardín Botánico se habían registrado solamente 8 especies de mariposas y en la actualidad, sólo dentro del perímetro de 500m2 del Jardín de Mariposas, existen 90 especies de lepidópteros registradas.
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Relaciones necesarias: Un jardín de mariposas está compuesto por plantas estrechamente vinculadas con el ciclo de vida de estos insectos, tal como ocurre con las nectaríferas que, por medio de inflorescencias de color amarillo, anaranjado, blanco o lila blanquecino y un dulce aroma, les ofrecen sitio de apoyo. Las especies hospederas, en cambio, son las plantas de las que se alimentan las orugas, que necesitan de plantas nativas.
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Las que se dejan ver: La observación de mariposas tiene un gran potencial como herramienta de conservación ya que permite entender y apreciar cómo funciona un ambiente natural. Se trata de insectos, cuya enorme diversidad abre un gran abanico de especies que se pueden observar con paciencia y aguzando la mirada.
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Hay 90 especies identificadas y van desde las más fáciles de ver en las flores como las monarcas (Danaus erippus) y espejitos (Agraulis vanillae maculosa) y sus orugas sobre las mburucuyás, hasta las más difíciles como la llamativa bandera argentina (Morpho epistrophus argentinus). También son muy interesantes para observar la mariposa borde de oro (Battus polydamas polydamas) y la acróbata rojiza (Emesis russula). Y se puede ver la hermosa flor de la lantana, my útil para atraer a muchas especies en estado adulto. Es fundamental circular con cuidado. Para poder observarlas hay que tener paciencia y lo más importante: cambiar la mirada de lo macro a lo micro.
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Cómo observar mariposas: 1) Moverse lentamente y, de ser posible, acercarse por detrás de los ejemplares. 2) Evitar que la sombra del cuerpo cruce por encima de una mariposa para que no haya un cambio brusco de iluminación. 3) Mantener una distancia de por lo menos dos metros. Usar binoculares para obtener más detalles. 4) Se recomienda agacharse para evitar que el cuerpo se recorte contra el cielo. 5) Hablar en voz baja.
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El Jardín de Mariposas: Cómo participar: Funciona dentro del Jardín Botánico Carlos Thays de la Ciudad de Buenos Aires, en Palermo, y abre al público los días sábados, domingos y feriados de 12 a 13 hs. El voluntariado funciona los días lunes, martes y miércoles de 9:00 a 12:00 hs. Es un grupo abierto al que puede ingresar cualquier persona. No es necesario tener conocimientos previos. No hay límite de edad ni otras condiciones.
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Desde chicos: Más allá de una jornada de visita a un área como esta, ciudades como Buenos Aires y el gran Buenos Aires son fundamentales para implementar una estrategia de conservación de la biodiversidad. “Aquí vive casi la mitad de la población y es donde los habitantes deben tomar contacto positivo y afectivo con la naturaleza silvestre desde las edades más tempranas, ya que luego se convertirán en los profesionales que pueden ayudar a proteger la vida silvestre”, dice Gustavo Aparicio, director de Conservación de la Fundación Hábitat & Desarrollo. Los necesitamos para mejorar los espacios verdes de la ciudad, que a su vez mejoran notablemente la calidad de vida de sus habitantes porque además de permitir conectarse con la naturaleza proporcionan un lugar de encuentro, descanso y alivio en la Ciudad.
Eduardo Macchiavelli Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires